viernes, 8 de febrero de 2008

Los primeros contactos de G con los Angeles

Desde los 9 años me habían sucedido una serie de eventos que no encontraban ninguna explicación lógica.
Aunque si provengo de una familia católica, nunca había aceptado las explicaciones de carácter religioso, ni mucho menos paranormales. Intenté siempre buscar un sentido lógico y científico a todos los eventos.
Sin embargo, algunos sueños "demasiado reales" o algunos eventos que me sucedían en el momento en que estaba por quedarme dormido, estando en ese estadio de duermevela, me dejaban consternado y me causaban mucho miedo.
Sucede que muchos de nosotros nacemos con "dones" que no comprendemos y la ignorancia crea pavor.
En Noviembre de 2006 cambió radicalmente mi vida, los eventos que me llevaron a este cambio los pueden leer en otra entrada que tiene como título "Como comenzó todo para G". Nuestros nombres no los podemos declarar pues nos han pedido mantener el anonimato así que simplemente somos: M, J, C y G. Dos parejas unidas en matrimonio a las cuales nuestro Padre Celestial ha confiado una misión de gran importancia.
En Noviembre del 2006, conocí a mis companeros de este camino espiritual, M, J y C. Hablé por primera vez con la virgen María, a quienes todos llamamos la Madre, pues es la madre de todos nosotros. También hablé con los Arcángeles Zadquiel y Miguel. En particular, Zadquiel me confió que era mi Protector y por lo tanto fue él que me habló sobre mi Misión. Me puso al tanto en grandes lineas sobre lo que tenía que hacer y me dijo que me lo pensara si estaba dispuesto a aceptar. Me dijo que no estaba obligado y que si decía que no igualmente ellos me iban a proteger y ayudar durante toda mi vida.
Sin embargo, mi respuesta ya estaba tomada desde antes de ese día, de hecho mi aceptación de la misión era el verdadero motivo de mi presencia en este mundo.
Tenía que unirme con C, a quien recién había conocido y debíamos tener unos niños juntos. Esta era una parte fundamental de mi misión. Sin titubear dije que si. Sin titubear dijimos que si.
Desde ese momento, he hablado con los Ángeles, con los Arcángeles, con algunos Santos, con la Madre y con el Padre Celestial.
No existen palabras ni escritas, ni habladas con las cuales pueda expresar el júbilo, la buenaventura, la alegría, la grandiosidad y la gloria que significa poder conversar con las altas esferas espirituales.
Mis compañeros de camino ya tenían mas de 4 años en esta aventura. Habían pasado muchas cosas y superado muchas dificultades. Yo entraba en un mundo nuevo, con la alegría y la curiosidad de un niño. Me parecía increíble la manera en que estos Seres Celestiales se manifestaban a través de C y M. Las cosas que decían eran de una belleza increíble. Hablaban con una lucidez mental y una dialéctica que ningún ser humano podría superar, pues estaban conectadas a la Fuente Divina.
Tuve que marcharme a Italia, por un par de meses a vender todas mis cosas y arreglar todos mis documentos pues me tenía que regresar definitivamente para Venezuela. De hecho yo vivía en Italia, tenía 27 años viviendo en el Norte de Italia desde que me había ido a estudiar Ingeniería con una Beca de Fundayacucho. Mi misión era en Venezuela y no vacilé un segundo, me tenía que regresar. Todos me tildaron de loco, pues me regresaba a mi país en un momento en que la mayoría sueña con escaparse a vivir al exterior.
Estando en Italia comencé a rezar con una dedicación y con una verdadera fe. En Italia me había convertido en un verdadero ateo o agnóstico, y nunca había rezado, al punto que me tuvieron que enseñar a rezar a los 44 años. Los resultados no tardaron en verse llegar. Me sentía cada vez más tranquilo y un buen día acostado en mi cama comencé a oír un ruido. Era como el motor de un ventilador. Cuando sentía ese ruido inmediatamente después sentía una presencia angélica. A veces, una sensación física como de una brisa, a veces una sensación de felicidad me invadía.
Empezaron a visitarme los Ángeles, no niego que al inicio me asustaba un poquito pues vivía en una casa muy silenciosa y el rumor era tangible, indudable, era algo que llegaba a mi habitación, pero que no podía ver!
Yo llamaba por teléfono a mi prometida C, o me conectaba por Internet, sin embargo, había una especie de "silencio estampa" y no me podían decir nada por estos medios, pues son los medios que domina la parte enemiga, así que me encontraba solo para entender todo lo que me sucedía.
Me comencé a acostumbrar al ruidito. Y le dí un nombre, decía que era el aletear de las alas de los ángeles. Aun hoy no les he preguntado si es asi, pero tengo la convicción de que esa descripción esta muy cercana a la realidad.
Así que un buen día después de sentir el ruidito y de sentir la brisita fría, me sucedió algo increíble. Me sentí viajando con una aceleración infinita, como si me llevaran a una velocidad tan elevada que todo lo que está a tu alrededor no se puede detallar, lo único que se visualiza es un túnel. Un túnel blanco que se aceleraba y que se componía de compartimientos como si fuera uno de esos viejos larga vistas usados por los marineros.
Cuando meditaba cerraba los ojos. Apagaba las luces de mi cuarto para tratar de crear una situación de absoluto vacío y silencio y de esta manera mis sentidos se sensibilizaban más. Esa primera vez, me levanté de golpe de la cama y prendí la luz. Mi corazón latía aceleradamente.
Lleno de curiosidad volví a intentarlo, pero no sucedió nada. Pasaron algunos días, y volví a oír el ruidito. ¡Habían regresado a visitarme los Ángeles!
Me llené de coraje y calma para ver que sucedía, sentí la presencia de alguien muy alto y fuerte, con los ojos cerrados lograba ver exactamente donde estaba parado. Por primera vez estaba viendo con los ojos del alma, percibía la energía esplendente de este ser.
Sentí que me daba leves empujoncitos. Estaba boca arriba, con una almohada en la cara, para estar seguro de que no iba a ceder a la tentación de abrir los ojos. Siguieron estos empujoncitos a mis costados y de un momento a otro empecé a dar vueltas sobre mi eje. Duré un par de minutos dando vueltas. No lograba entender como no me caía de la cama. Era una sensación muy extraña, me sentía como un pollo a la broaster.
A los dos minutos abrí mis ojos y me vi sobre la cama. No logré definir lo que me había pasado.
A los días volví a oír el ruidito, esta vez estaba acompañado de una música, era como una cajita musical, muy tierna. Siempre con mis ojos cerrados divisé una luz muy brillante. Concentrándome sobre esa luz, logré individuar un angelito diminuto, con los cachetes regordetes y colorados, el pelo castaño claro y caracoleado, completamente desnudo. Era una niña, se sorprendió mucho al mirarme a los ojos pues comprendió que yo había percibido completamente su presencia. Se echo a reír. Se trataba de una “niña espiritual”, que estaba aún por nacer y su nombre es María Esperanza. Después de unas semanas me dieron las explicaciones de lo que había sucedido.

Abrazando a un ángel
Faltaban pocos días para viajar de nuevo a Venezuela. Estaba lleno de curiosidad porqué quería saber más. Quería hablar con los Ángeles y Arcángeles. Quería pedir explicaciones sobre lo que me había pasado durante esos dos meses. Eran los últimos días de enero del 2007. Una noche me fui a dormir y como de costumbre rezo y medito. Esta vez no sentí el ruido, pero sentí la brisa más fuerte que las otras veces y percibí claramente como descendía un Ángel al pie de mi cama.
Era una sensación muy fuerte.
No sé explicarles lo que sucedió pero me senté en la cama y lo intenté abrazar. Estaba con los ojos cerrados y claramente toqué a este Ser. Era fuerte y con músculos de los brazos y el tórax bien definidos. Era el cuerpo de un joven como de 20 años. Se trataba de uno de los Arcángeles. Miguel o Zadquiel no sé cual de los dos, pero era uno de ellos. Mi emoción estaba a mil. Abrí los ojos y me encontré de nuevo en mi cama acostado. Esperaba encontrarme sentado en la cama, sin embargo me encontraba acostado.

El cuerpo etérico
Hoy mientras recuerdo estos acontecimientos, sonrió para mis adentros, pues me doy cuenta cuantas cosas han sucedido. El experimentar sensaciones fuera de tu cuerpo físico puede ser algo que manda en “tilt” a tu cerebro, que no está acostumbrado a decodificar estas sensaciones. Estamos convencidos de que la vida es solamente lo que percibimos a través de nuestros 5 sentidos y su respectiva interpretación por medio de nuestro cerebro. Pero existe algo más. Después de darme vueltas como un pollo, me hicieron experimentar muchas otras cosas. Me agarraron por los brazos y me dieron vueltas y más vueltas a una gran velocidad. Me encontré haciendo saltos dobles y triples mortales y cayendo de pie como un atleta de las Olimpiadas. Empecé a volar. Atravesé muros, paredes y pisos. Viajé a otros sitios, viajé a otros planos. Los ángeles me habían ayudado a tomar conciencia de la posibilidad de desdoblarme, pues era esto lo que sucedía. Contemporaneamente me encontraba acostado en mi cama y haciendo muchas otras cosas con mi cuerpo etérico. ¡Era mi conciencia quien percibía las sensaciones vividas por mis dos cuerpos!
Comprendí que esté era uno de mis dones. Y que las sensaciones vividas con mi cuerpo etérico son tan reales como las vividas por mi cuerpo material. Un nuevo universo se abrió ante mis ojos. Pero de esto hablaremos en una próxima entrada

lunes, 4 de febrero de 2008

Dios esta aqui

Dios esta aqui entre nosotros. Esta es una realidad que no debemos nunca de olvidar. Debemos adorar y honorar a nuestro Padre Celestial y dedicarle nuestras alegrias y dolores, nuestros pensamientos y acciones, pues se lo debemos todo a él, nuestro Creador